miércoles, 15 de enero de 2014

Iglesia bonita


Es bonita, lo fue y lo es en su decadencia. Cuando se quiere, las cosas se hacen bien, sobre todo las de dios. Hay gusto, hay arte y hay dinero.
¿Estarán de verdad en el cielo los que donaron tanto dinero para tantas iglesias?
No lo creo, sus almas decepcionadas forman el húmedo salitre de las fachadas.
La vanidad y la ignorancia es campo abonado para la humedad y las almas crédulas y supersticiosas.


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